De aquí a unas horas, prefiero no contarlas, será el primer cambio de año en Ciudad- Mi propio mundo. No sé si es algo que se deba celebrar por que no veo nada de especial en esta tradición.

Pienso en por qué le damos tanta importancia a este día.

Principio- Fin. Esa es la única razón. El concepto de dar un final a todo lo que ha empezado. La necesidad de hacer un balance de algo que se ha hecho. Mentalidad capitalista? Educación cristiana, tal vez? Quien sabe. Pero sin saber por qué, estos días nos vemos obligados a mirar atrás y juzgarnos. Autoflagelarnos recordando todo lo que hemos hecho mal, todo lo que no hemos sabido hacer bien, proponiéndonos cambiar todo lo que consideramos que merece ser cambiado en nuestras vidas. Dejar de fumar, ir al gimnasio, estudiar más, gastar menos… os suenan estás propuestas? Seguro que si. Seguro que cuando vuelva la tranquila rutina, sin villancicos ni obligaciones familiares, seguro que cuando la resaca desaparezca, ya no os acordaréis de las promesas. Menos mal.

La necesidad de partir de cero, empezar de nuevo haciéndolo todo bien sin el peso ni la dificultad de rectificar sobre la marcha. “No me voy a equivocar no, esta vez si que no”, nos decimos con absoluta certeza ignorando la experiencia. Todos sabemos los resultados.

Fin de año, nuestro cumpleaños, el final del verano… al grito de “Voy a cambiar!!!” y así una y otra vez. Nunca lo conseguimos pero tenemos la necesidad de engañarnos. Incluso hay veces que tratamos de convencer a los que nos escuchan para que nos acompañen en nuestros esfuerzos, para sentirnos menos culpables cuando nos demos cuenta de que no lo hemos conseguido.

Por eso este año propongo que nadie cambie, que todos continuemos como estamos, como somos, que tengamos el valor de admitir que no tiene sentido este teatro. Pero ninguno lo conseguiremos. Nos sentiríamos culpables, muy culpables y las cargas que llevamos se nos harían muy pesadas. Necesitamos soltarlas durante unos días, olvidarlas, aunque luego volvamos a echárnoslas a nuestra, cada vez más, cansada espalda.

Por que tenemos la certeza de que algo cambia después de comernos las uvas, brindar con cava y felicitar a todo el mundo? Si alguien tiene la respuesta que me la diga, por favor.

Ciudad- Mi propio mundo nació un día cualquiera y morirá el día menos pensado, sin fechas, ni calendarios.