23 de Enero 2006

118. Ending Cabo Verde

Ending Cabo Verde. Después de las excursiones varias ya comentadas, el resto de los días fueron tranquilitos. Nada de marejadas ni polvo desertico, sino playa, compras, siestas y alguna fiesta que otra. Vayamos por partes.
El hotel

La primera opción era ir a un hotel muy nuevo, casi todavía sin acabar, pero era un macro hotel, del mismo estilo que los que hay en Punta Cana y Riviera Maya pero desgraciadamente no había plazas, así que la segunda opcion era ir al segundo mejor hotel de la isla, el Hotel Crioula. No me gustó nada, y nunca llegué a sentirme muy cómodo en él.

Las habitaciones eran bastante sencillas pero correctas, y el resto de instalaciones estaban bastante limpias y cuidadas, así como un servicio muy bueno. Siempre veías personal del hotel por todos sitios, aunque sigo echando de menos, al igual que en Punta Cana, una sonrisa en el trato. La comida era decente, aunque la mayoría de las veces, tenías que probar las cosas para saber que comías, no por que fuesen comidas extrañas (exceptuando el "exótico" pez sierra), sino por que el buffet no había carteles delante de los platos y los pocos que había estaban en italiano (por que era un hotel italiano). Así que más de uno se echó un plato de salsa pensando que era sopa, cosas que tienen las barreras idiomáticas.

La bebida era lamentable. No había ni una botella de marcas conocidas, que en la isla las había. No pretendo ser elitista ni nada de eso, yo he bebido mucho vinacho y cola de supermercado barato en mi juventud, y siempre me he caracterizado por tener un paladar bastante insípido, pero es que no conseguí beber nada que me gustase (excepto el agua, que era más por gusto que por obligación). Y no me refiero solo a las bebidas alcoholicas, sino también a los necesarios refrescos!!!! Ni la cola, ni el refresco de naranja se podían beber, os lo juro. Estaban malísimos!!! El agua, no podía ser del grifo, por recomendación explicita del hotel y lógica aplastante por experiencia, por eso había varios dispensadores de agua colocados en lugares reconditos, lo que hacía que si tenías sed tenías que recorrerte medio hotel para poder saciar tu deshidratación. Lo lógico es que por lo menos, cada día repusiesen en el mueble bar de cada habitación una botella de agua para no tener que hacer una excursión nocturna si te despertabas sediento de madrugada.

La animación del hotel era penosa. Un grupo de animadores italianos que solo hacían caso a los italianos. Era sorprendente a la vez que lamentable ver como iban mesa por mesa hablando con todo el mundo, invitando a la gente a participar en juegos, a ir a la discoteca del hotel o a presenciar los espectáculos teatrales que hacían algunas noches, y al llegar a nuestra mesa, nos miraban, y pasaban de largo. Era como si no existiesemos. Aunque supimos ver el lado positivo y aprovechamos esa indiferencia para reirnos aún más. Jugabamos a mirar a los animadores cuando se acercaban obligandoles a saludarnos, les preguntabamos cosas para ver como sudaban intentando hacerse entender y cosas así. Muy divertido la verdad. Solo uno de los animadores, nativo cabo verdiano, que había trabajado en otro hotel anteriormente y hablaba bastante bien el castellano, fue el único que se prestó a sentarse a hablar con nosotros algún día, contarnos cosas e invitarnos a algunos eventos hoteleros.

La oferta lúdica era patética. Cada día lo mismo. Por la mañana un ratito de coreografías hoteleras, "aqqua gym", y algún juego estupido cuyo objetivo final era tirar a la piscina al ganador. Por la noche peor aún. Un espectaculo en vivo después de la cena, amenizado cada día por la misma persona, "el capo animatore", con una guitarra y un portatil para las bases y cantando canciones de Raffaela Carrá, por lo menos. Después una obra de teatro que al estar en italiano tampoco puedo opinar, y de vuelta otra vez la música en directo. Cada día le cogiamos más mania al Joaquín Sabina italiano.

Después de los momentos musicales, hacian una especie discoteca donde intentaban animar a la gente con música patética. No voy a hablar del pinchadiscos, que igual te ponía Bob Marley que te montaba una conga. Allí pudimos conseguir nuestra venganza con los animadores. La disco siempre estaba vacía y nosotros y otro grupo de españoles eramos los únicos que paabamos por allí, así que a la fuerza, nos invitaban a participar en la fiesta con ellos, que nosotros amablemente rechazamos. Era curioso ver a los animadores parados mirando como nosotros nos descojonabamos y bailabamos a nuestra bola. Los días restantes alguno ya nos hacía más caso.

Una noche se organizó una salida a la discoteca del pueblo, "El pirata", y estuvo bastante bien, toda ambientada en un barco pirata, con calaveras y cosas de esas. La entrada incluia una consumición y un descuento en la segunda copa. Lo que nadie nos explicó era que si pedías un combinado, te cobraban dos copas, el licor y el refresco, así que a la hora de pagar nos llevamos algún chasco, por que es de esos sitios en los que te dan una tarjeta y te van marcando lo que consumes y para salir tienes que pasar por caja.

El pueblo y las compras

El pueblo estaba bastante cerca y consistía en tres calles paralelas, así que no era muy dificil orientarse, cosa que agradezco, ya que yo me pierdo en un centro comercial. La gente era muy tranquila, agradable y muy importante, no pasaba hambre. A casi todos se les veía bien vestidos, pobres pero bien alimentados (supongo que de pescado, claro está), así que los vendedores no agobiaban igual que en el Caribe. Eran pesados pero no llegaban a los extremos de no poder quitartelos de encima. Incluso fuimos a casa de uno, que nos explicó por que no hay tenderetes de cosas por las calles (de ahí que fuesemos a su casa), ya que los hoteles pagaban a la policía para que no mostrasen sus productos y así los turistas tuviesen que realizar sus compras en las caras tiendas del hotel o en las dos o tres tiendas "oficiales" del pueblo. Los productos típicos eran los cuadros de arena y las figuras talladas en madera, aunque se veía que no los hacían ellos, ya que igual te vendían una tortuga, cosa lógica por que es un simbolo de la isla, que un elefante, que dudo mucho que en la isla hubiese alguno. Eso sí, no veías dos figuras iguales en ningún sitio, pero si dos cuadros. Los precios de las cosas eran correctos, más o menos como en España, así que eran caros, pero uno ya estaba acostumbrado, y el regateo en las tiendas era necesario.

La playa y la piscina

La playa estaba muy bien, limpia y con poquita gente, ya que cada hotel tenía su zona. Siempre había alguno de seguridad para evitar los vendedores y ladronzuelos y disponían de un dispensador de zumo fresquito para refresacarte, aunque se echaba en falta un poquito de música para romper el silencio de los "tomadores de sol profesionales". El agua estaba limpia pero un poco revolucioanda por el viento.

La piscina del hotel era de agua salada así que lo de tirarse de cabeza y bucear era un poco complicado si no querías que los ojos te picasen más que un pub inglés antes de la prohibición del tabaco.

Resumen

Las excursiones estuvieron muy bien, muy divertidas y pudimos ver cosas muy interesantes así como conocer como vive la gente de la zona. El hotel limpio y correcto pero lamentable en cuanto al personal. La isla muy desertica y tranquila, aunque supimos que no todas las islas de Cabo Verde son así, y que lo bonito es hacer un viaje por diversas islas para ver las diferencias.

El clima es muy agradable, por lo menos en noviembre que es cuando fuimos. Hace calor pero tampoco es muy pegajoso, como en Barcelona. Y llueve, según nos contaron, un par de veces al año, aunque lo que ellos llaman lluvia yo lo llamo ponerse cerca de un jardín que están regando con aspersores.

En resumen, un viaje que recomiendo por el precio y el clima en esas fechas pero no a ese hotel. Y si¡i alguien decide a ir, que mire de visitar otras islas pero que lo lleve organizado desde la agencia ya que no se puede hacer en barco (ni lo recomiendo) y el avión de isla a isla es bastante caro, si consigues encontrar plaza.

El año que viene a ver si podemos ir a Cuba!!!

Escrito por Babel a las 23 de Enero 2006 a las 03:08 PM | TrackBack
Comentarios

como se puede ir a un lugar y terminar conociendo tan poco?.sinseramente es algo que no entiendo , de que vale hacer miles y miles de kilometros para terminar encerrado en una pecera para turistas...

Escrito por ariel a las 23 de Enero 2006 a las 04:57 PM

Bueno, no sé si has leido los post anteriores, pero en ellos explico que lo que conocí no fue tan poco como tu crees saber y también explico los motivos de la elección de viajar a Cabo Verde, ya que la idea principal no era ir allí ni hacer lo que hicimos.

En cuanto a encerrarse en una pecera, si algún día estas estresad@ y no tienes vacaciones hasta noviemre, tal vez encerrarte en una pecera a hacer el vago, sea lo que necesites.

Escrito por Babel a las 23 de Enero 2006 a las 05:14 PM

Sabes que casi prefiero el caxondeo que tuvisteis con los animadores a hacer lo que ellos dicen. Seguro que lo pasasteis mejor que lo hubierais pasao con esos animadores.

Escrito por Vengador a las 23 de Enero 2006 a las 10:30 PM

Bueno, nos reimos bastante, aunque hubo momentos surrealistas y la verdad no hacía que te sintieses cómodo, pero en fin, que se le va a hacer.

Escrito por Babel a las 24 de Enero 2006 a las 01:25 PM

A mí me gusta mucho viajar y ver mundo, pero cuando fui a Punta Cana he de confesar que el momento pecera estuvo más que bien, bajamos al pueblo un día y probablemente fue uno de los mejores días del viaje, pero estoy deseando tener otro "momento pecera" en mi vida... y yo repetiría el hotel (Sirenis) jeje

ya era hora de q volvieras a la blogosfera ¿eh?

Escrito por maripilix a las 24 de Enero 2006 a las 02:40 PM

Ya he vuelto, ahora a ver lo que duro jejeje Dichoso trabajo!!!!

En cuanto a los momentos pecera, a veces son muy necesarios, es como ir a un balneario para desconectar de todo y relajarte. Vienes como nuevo!!!

Escrito por Babel a las 24 de Enero 2006 a las 04:34 PM
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