Una boda. Qué no se ha hablado ya de las peculiaridades de una boda? El arroz mezclado con petalos de rosas a la salida de los novios de la iglesia, juzgado o palacete; las tradicionales fotos en los jardines proximos al evento donde todos quieren posar con los protagonistas del evento; el tradicional menú minimalista cobrado a precio de delicatessen; el pavor que producen los gritos de los invitados para vitorear, primero a los novios y después a cualquiera que se cruce por sus alcoholicas cabezas; el tradicional homenaje a Kill Bill en el que los nuevos-casados con una katana albaceteña (si fuese japo rompería todo el glamour de la ceremonia) cortan un pastel de varios pisos llenos de bengalas de todo a 100; los dulces movimientos de los recien casados en el baile que abre la veda a la barra libre, que por cierto, por que se sigue insistiendo en que sea un Vals o un Tango lo que les obligan a bailar a unos chavales que no llegan a los 30 años? No podrían cambiar ya esta tradición y dejar a los chicos que se explayen a ritmo de reggeton?.

Bueno, a pesar de todo estos estereotipos perfectamente criticables pero paradojicamente necesarios (algo similar a un concierto de Los Suaves sin el "Dolores se llama Lola"), esta vez fue la boda de una de mis mejores amigas y todo esto es justificable, por que aunque parezca mentira, sin saber mucho por qué, unos se emociona en estos casos e incluso se ilusiona al ver a dos personas a las que quiere (al novio más que quererlo, digamos que lo aprecio, no vaya a ser que se enamore de mi y estropee este bonito enlace ) muy felices y orgullosos de poder demostrarles a todos los asistentes lo mucho que se quieren (no voy a entrar a valorar si para demostrar este amor es necesario tanta parafernalia, pero como para los que se casan si lo es, pues para mi perfecto).

El caso es que no voy a entrar en muchos detalles sobre esa tarde en la que me lo pasé muy bien. El percance por inexperiencia que tuve con el Montecristo (nunca vayais a una boda sin un cortapuros, avisados estáis), el baile de Bisbal estilo Dyc (gente sin complejos) del novio de una amiga (lastima que no tenga una foto jejeje), la desastrosa conga a la que fui arrastrado y otras anecdotas varias, me las guardaré para reirme en la intimidad con los protagonistas . Menos mal que no vino la tuna!!!!

Lo único que me sorprendio de esta boda (y no es que yo vaya a muchas) fue la del fotografo. Aunque parezca mentira, y con todos mis respetos a los que padezcan este problema, es que el encargado de inmortalizar ese día, era un fotografo bizco. Si, si, como lo oís, más bizco que El Dioni o Trueba!!!! Uno en cuanto lo ve no puede evitar sonreir al pensar si los novios no desconfiaron un poco cuando fueron a contratarle, ni al imaginar donde coño mira cuando acerca su ojo a la birulé por el objetivo. Lo más sorprendente de todo esto es que hizo unas fotos buenísimas (aunque algo caras pero esto es otro tema). Tal vez tiene un pequeño don que los que no tenemos ese problema ocular no podemos utilizar y es que es imposible que alguien no se ría cuando le apunta con la camara y ve que la máquina no se dirige al centro, tal vez es imposible no descojonarse cuando dice "mirar al pajarito" y pensar, claro cabrón tu si que puedes hacer la foto y mirar al pajarito pero si yo alzo la vista hacia el árbol, salgo con los ojos rojos. Supongo que son los trucos que utilizan los profesionales y que los aficionados a las cámaras digitales de 3-4 megapixels nunca podremos llegar a alcanzar.

De todos modos fue una boda muy divertida. Supongo que el hecho de pertenecer al grupo de amigos y no al de la familia tiene mucho que ver, ya que a uno no le conoce casi nadie y pasa un poco desapercibido, charlando y riendo con los demás amigos. Desde aquí quiero desearles una feliz vida de casados a mis amigos los novios y esperar que disfruten mucho del whisky en su viaje de casados.

Un abrazo muy fuerte de un amigo que os quiere,

Babel.